lunes, 20 de diciembre de 2010

El falso Papa Noel

Después de que murió su esposa, pensaba que ya no tenía razón para vivir. Dejo su trabajo y por ello perdió su casa, sus amigos, la autoestima y toda esperanza de encontrar amor. Vivía en la calle, dormía en cualquier lugar. Le quedaba su nombre; Rodrigo, que ya nadie pronunciaba.
Era época de Navidad y la gente corría más de prisa, las luces brillaban por todos lados como agujas de hielo fino. Hacia frio, Rodrigo sentado en el banco de una plaza observaba las calles iluminadas, repletas de gente. Tenía hambre y se le ocurrió ponerse el gorro de Papa Noel que había encontrado tirado en la calle. Pediría limosna vestido de Santa Claus . Con el dinero compraría su última comida; un pollo asado y una o dos botella de vino,… después el fin.
Las monedas se amontonaban rápidamente en el paño sucio, que tenía en el suelo. Cuando se veían muchas guardaba el dinero en una bolsa de basura que escondía bajo sus piernas. Al cabo de unas horas cuando ya oscurecía se levanto para completar su plan de comprar comida y trago. Al levantar la bolsa llena de monedas se dio cuenta que pesaba mucho, le había ido muy bien, el disfraz de Papa Noel había engañado mucha gente, pensó. Puso doble bolsa y levanto las monedas. A dos cuadras de allí había un supermercado que le cambiaria las monedas y allí compraría su última comida.
Caminaba con dificultad, la bolsa parecía pesar cada vez más, al cruzar la calle ocurrió lo que temía, la bolsa se rompió dejando caer todas las monedas, las que corrieron calle abajo como impulsada hacia un nuevo destino.
Al final de la empinada calle había un hogar de niños que María una buena mujer había abierto para darles un techo a los niños pobres. Esa noche aun no tenían cena de Navidad, pero estaban orando por un milagro de provisión y tenían fé de que Dios no les fallaría. Fue en ese momento que sintieron como golpecitos en la puerta, salieron todos los niños a ver y ¡milagro! El dinero que necesitaban estaba allí, cientos de monedas ahí mismo frente a su puerta, todos los niños felices se pusieron a recogerlas, cuando el niño más pequeño dijo:”! Miren Papa Noel las envió, está allí arriba!”
Los niños corrieron a buscarlo, allí estaba Rodrigo sin poder dar crédito a lo que ocurría. Entre los niños y la señora María le convencieron a pasar la Navidad con ellos.
Fue una fiesta hermosa y alegre, comieron pollo, galletas y bebidas. Los niños le dieron tanto amor a Rodrigo que se olvido de si mismo. Se necesitaba un hombre que arreglara las cosas del hogar así que con el tiempo se quedo allí y Rodrigo volvió a ser feliz.
Escrito por Andres Pionero.

"La Magia de la Navidad está en la alegria de hacer felices a los demas, ayudarnos unos a otros, aligerar las cargas ajenas y colmar de regalos generosos vidas y corazones vacios" W.C.Jones

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