(Rhonda Rhea, Marriage Parnership:) «No sé cómo arreglaremos el horario de esta noche», dije efusivamente a mi esposo Richie, que en ese momento entraba por la puerta. «Llegaste tarde. Andrew tiene un partido en una hora. Uno de los dos debe estar allí a las 7:00. Jordan tiene un juego aquí. Kaley irá para animar a los jugadores en el partido de Jordan, pero además, ella tiene un partido antes del de él. Y eso será a la misma hora que el de Andrew. Esa también es la hora en que Allie y Daniel deben practicar en...»
En mi lista no había llegado a la parte del dilema de la cena, cuando ya sabía —al ver los ojos muy abiertos de Richie y su mirada de zombi— que él había dejado de prestar atención poco después de que dije: «Llegaste tarde».
Esa mirada ya la conocía.
¿Cuántas otras esposas han visto a su marido procesar información cuando de repente entra en un estado parecido al de un «protector de pantalla» de un computador? Mi esposo es capaz de procesar mucha información. Lo sé bien. Puedo dar información en grandes trozos. Sin embargo, hay veces en que algo parece ocurrir en su procesador interno. Todo se queda atorado y me parece que necesita... bueno, digámoslo así: un reinicio. ¡Como si viviera con un computador!
Lo extraño es que Richie me dice que vive con un teléfono móvil o celular.
La noche que llegó tarde a casa, tuvo un día lleno de problemas en el trabajo. Esperaba con ilusión volver al hogar, a su refugio, donde podría sencillamente descansar sin tener que pensar en nada.
Cuando abrió la puerta principal, su burbuja de paz explotó en un resumen de las actividades para esa noche. Me encontraba en la puerta, lista para atacar. Le llegó sin parar cada palabra sobre el juego y lugar al que los niños debían ir.
Richie me dijo más tarde que mis actos fueron parecidos a sentarse en un cómodo asiento para ver una película en un cine, y que de repente suene el teléfono celular.
Pensé: «¿Soy un teléfono celular?» Y me di cuenta que puedo sonar de repente y a veces en los momentos más inoportunos. Además, no dejo de llamar hasta que me responden. Pensé: «¡Ah, no! ¡No soy un teléfono celular!»
No conozco mucho de ese tema de Marte y Venus, pero creo que puedo afirmar que los hombres y mujeres sin duda trabajan con distinto hardware. Tenemos una instalación diferente. A mi juicio, pareciera que los hombres son computadores y las mujeres... bueno, teléfonos celulares. La comunicación del computador es con mayor frecuencia de un solo sentido. Los teléfonos celulares, por otro lado, requieren de la participación de dos. Todo lo que hacen es relacionado con la comunicación.
El Dr. James Dobson habla de ese problema de instalación en su libro Amor para toda la vida. Escribe: «Los estudios dejan claro que las niñitas tienen la bendición de poseer una mayor habilidad lingüística que los niñitos; y es un talento que perdura toda la vida. En términos sencillos, ella habla más que él». Dobson sugiere que es posible que Dios haya dado a la señora Teléfono Celular 50.000 palabras por día, mientras que el señor Computador tal vez tenga un promedio de 25.000. Para cuando él se acerca a la entrada de su lugar seguro y relajante, lo más probable es que ya haya empleado el 98% de su reserva diaria de palabras —prácticamente está en modo de reposo— y se encuentra en esa función que se activa después de que el protector de pantalla ha estado funcionando por un rato. Por otro lado, ella está lista para darle la mayoría de esas 50.000 palabras y espera que él responda con un número similar. Pero todo lo que recibe es una señal de ocupado. ¿Cómo hallar un punto en común?
Los teléfonos celulares y las computadoras tienen algo en común. Los dos necesitan una conexión, al igual que los maridos y esposas necesitan una conexión. ¿Y no es interesante que las personas avezadas en el empleo de la tecnología encuentren más formas de que los computadores y los teléfonos celulares trabajen en conjunto para mejorarnos la vida? Hace poco, me quedé en el aeropuerto sin saber qué hacer. Me entretuve observando a una señora que estaba junto a mí y que enviaba uno o dos mensajes por correo electrónico. ¡Y lo hizo todo con su teléfono celular!
Una potente conexión puede resultar en un matrimonio satisfactorio, productivo y de fuertes lazos. Pruebe estas seis ideas que otras parejas han intentado a fin de que dé con una solución tecnológica aceptable por ambas partes. Puede conectarse, inclusive en una relación con dificultades técnicas.
1. Sazone con gracia sus palabras. Sarah no sabía qué hacer. Trató de hablar con su esposo Jeff, pero descubrió que él se ponía muy poco comunicativo en casi todas las conversaciones. Después de oír un sermón acerca de la amabilidad y del arte de escuchar, Sarah hizo una evaluación de cómo se comunicaba. Descubrió que dominaba en la mayoría de las conversaciones entre ella y su esposo. Además, notó que una buena parte de sus charlas, se la pasaba refunfuñando.
En el sermón que tuvo un gran impacto en la forma de hablar de Sarah se incluía Colosenses 4:6: «Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno». Se dio cuenta de que para promover la comunicación sana en su matrimonio, necesitaba deshacerse de la interferencia, de cualquier forma de hablar poco amable, descortés. Procura incorporar más gracia en sus conversaciones y llegar a ser buena para escuchar, mientras trata de animar a Jeff a ser más abierto con ella.
2. Ser abierto y franco. El esfuerzo por comunicarse de Angie fue distinto. No lograba descubrir por qué su esposo Bill no entendía las señales que ella le enviaba. Pensaba que él no era lo bastante sensible como para entender las insinuaciones con las que ella intentaba llamar su atención. Cuando él no lo hizo, ella le aplicó «la ley del hielo» y el no dirigirle la palabra complicó los problemas de comunicación.
Después de que Angie comunicara a un mentor esa desilusión, aprendió que los computadores no pueden procesar información que no se le ha dado. En vez de tratar a Bill como diciéndole: «Mira, si me entendiste bien, automáticamente sabes que en este momento necesito que escuches», ahora procura mejorar su habilidad para ser sincera de manera amorosa al hablar con él.
3. Deje que su computador sea un computador. Lynn pasó los primeros tres años de su matrimonio tratando de rehacer a su esposo Doug. Doug se resentía por las correcciones maternales y discutían en casi todos los encuentros. Cuando por fin decidieron hablar con un consejero, Lynn estaba segura de que rápidamente podría poner en forma a Doug. Grande fue su sorpresa cuando el consejero insinuó que en gran parte ¡ella era el problema! El consejero la animó a dejar que su marido fuera él mismo. Básicamente había intentado hacer que un computador se convirtiera en un teléfono celular.
Lynn está aprendiendo a aceptar las diferencias que hay entre los dos. Entre otras, lo que otrora considerara las debilidades de Doug. Descubre que algunas características que insistía que son debilidades de él en realidad son las mismas que ella consideraba sus puntos fuertes cuando salían juntos antes de casarse. Lynn hizo borrón y cuenta nueva en su matrimonio cuando decidió disfrutar a Doug como es él.
4. Haga que Dios sea su fuente de satisfacción. Sue había llegado a ser muy asfixiante. Si su marido Mike no captaba cada palabra de ella y la adoraba cuando estaban juntos, Sue interpretaba su falta de atención como indiferencia. Así que en sus salidas juntos Sue se la pasaba haciendo muecas. Y Mike estaba agotándose.
Después de una noche más de muecas, Sue por fin llamó a su madre para pedirle consejo. La madre de Sue señaló: "No se supone que los maridos provean todo lo que necesita la esposa emocionalmente. Solo Dios puede hacer eso". La madres de Sue añadió que ponia sobre Mike una carga mas pesada de lo que un esposo podria llevar; era demasiada pesada para su unidad central. La madre de Sue le recordo que la biblia dice que depositemos en Dios toda ansiedad, poque el cuida de nostros (IPedro 5:7) Sue a visto que su matrimonio se fortaleció y ella se frustra menos.Asi mismo su vida de oración y ratos de estudio de la biblia se vuelven mas profundos y aumenta su dependencia en Dios.
Hizo mas amigas y descargo en ellas su necesidad de comunicar las 50.000 palabras almacenadas.
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