lunes, 2 de julio de 2012

Una Fè naturalmente sana

Dios hizo los bosques, las diminutas estrellas y los vientos desenfrenados. Creo que en parte los hizo para equilibrar esa forma de civilización que iba a ahogar en nuestro corazón el espíritu de alegría. Hizo los grandes espacios abiertos para la gente que quiere estar a solas con Él y hablar con Él, lejos de las multitudes que acaban con toda reverencia. Y creo que a veces se alegra de que nos olvidemos de nuestras preocupaciones y deberes para que intimemos más con Él, como hacía Jesús cuando se iba sigilosamente al desierto para rezar.—Margaret Elizabeth Sangster
 El mundo es la primera Biblia que Dios escribió para instruir al hombre.—Clemente de Alejandría Así nuestra vida, retirada del bullicio público, halla lenguas en árboles, libros en los arroyuelos cantarines, sermones en piedras y el bien en todo. —William Shakespeare
 Tenemos necesidad de encontrar a Dios, y a Él no se le encuentra en medio del ruido y de la agitación. Dios es amigo del silencio. Mira cómo la naturaleza —los árboles, las flores, la hierba— crece en silencio. Mira las estrellas, la luna y el sol, cómo se desplazan en silencio.—Madre Teresa
 Dios escribe el Evangelio no solo en la Biblia, sino también en los árboles, las flores, las nubes y las estrellas.—Martín Lutero
 Me gusta concebir la naturaleza como una emisora sin límite a través de la cual Dios nos habla a toda hora, a condición de que sintonicemos con Él.—George Washington Carver
 Aunque el hombre es sabio y siempre busca mayor sabiduría, la sabiduría suprema, que tiene que ver con los orígenes, permanece encerrada en una semilla. Ese es el hecho más simple del universo y al mismo tiempo uno que exige más fe que razón.—Hal Borland
 La Biblia se lee y entiende mejor al aire libre, y cuanto más al aire libre, mejor. Esa ha sido mi experiencia. Pasajes que entre cuatro paredes parecen improbables o increíbles, al aire libre se ven naturales. Eso se debe a que al aire libre nos encontramos por doquier con maravillas, vemos que los milagros no son extraordinarios, sino parte de la existencia común. Son el pan de cada día. Quien realmente se haya fijado en los lirios del campo o las aves de los cielos, y haya reflexionado sobre la improbabilidad de su existencia en este mundo cálido rodeado de frías y vacuas distancias estelares, no se cuestionará la conversión de agua en vino, que fue —al fin y al cabo— un milagro muy pequeño. Nos olvidamos del milagro más grande y continuo por el que el agua —en conjunción con la tierra y la luz del sol— se transforma en uvas.—Wendell Berry
 La naturaleza es una pantalla muy fina: la gloria del Dios omnipresente brota y se sale por todas partes.—Ralph Waldo Emerson
 El mundo es la epístola que Dios dirige a la humanidad. Sus pensamientos destellan sobre nosotros desde todas partes.—Platón
 El universo no es sino un vasto símbolo de Dios.—Thomas Carlyle Huraño y silencioso, a su lado aprendí a empezar a amar todas las cosas porque sí, porque todas son buenas como el Dios que las hizo y hay que estudiar sus gestos y sorprender su hechizo. —Gerardo Diego
 Siempre he considerado que la naturaleza es el atuendo de Dios.—Alan Hovhaness
 Cada flor del campo, cada fibra vegetal, cada partícula de un insecto lleva en sí la impronta del Creador y puede, si la examinamos debidamente, darnos sermones de ética o teología.—Thomas Pope Blount
 Amen toda la creación divina, toda ella, y amen cada grano de arena. ¡Amen cada hojita, cada rayo de luz divina! Amen a los animales, a las plantas, amen todas las cosas. Si uno ama todas las cosas, en ellas percibe el misterio divino. Y una vez que uno lo percibe, es capaz de comprenderlo incesantemente, más y más cada día.—Fiódor Dostoyevski
 La naturaleza es la producción artística de Dios.—Dante Alighieri
 Cuanto más estudio la naturaleza, más me maravilla su Creador.—Louis Pasteur
Yo pregunté a la tierra y respondió: «No soy yo eso»; y cuantas cosas se contienen en la tierra me respondieron lo mismo. Le pregunté al mar y a los abismos, y a todos los animales que viven en las aguas y respondieron: «No somos tu Dios; búscale más arriba de nosotros». Pregunté al cielo, Sol, Luna y estrellas, y me dijeron: «Tampoco somos nosotros ese Dios que buscas». Entonces dije a todas las cosas que por todas partes rodean mis sentidos: «Decidme por lo menos algo de Él». Y con una gran voz clamaron todas: «Él es el que nos ha hecho». Estas preguntas que digo yo que hacía a todas las criaturas era solo mirarlas yo atentamente y contemplarlas, y las respuestas que digo me daban ellas es solo presentárseme todas con la hermosura y orden que tienen en sí mismas. Pregunté por mi Dios a toda esta grande máquina del mundo y me respondió: «Yo no soy Dios, pero soy hechura Suya».—San Agustín de Hipona
 Dios, nuestro Padre celestial, Tú creaste el mundo para atender a las necesidades de la humanidad y encaminarla hacia Ti. Por nuestra propia culpa hemos perdido la hermosa relación que alguna vez tuvimos con toda Tu creación. Haznos comprender que restableciendo nuestra relación contigo, la restableceremos con toda Tu creación. Amén.—San Francisco de Asís

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