Bienaventurados los que comprenden mis pasos vacilantes y mis
manos temblorosas.
Bienaventurados
aquellos que se dan cuenta que mis oídos captan las palabras con dificultad, por
eso me hablan alto y pausadamente.
Bienaventurados
aquellos que perciben que mis ojos están cansados y mis reacciones son lentas
Bienaventurados
quienes desvían la vista o disimulan no verlo cuando a veces derramo el café
sobre la mesa
Bienaventurados
los que sonríen y hablan conmigo
Bienaventurados
los que no me dicen que esa historia ya la he contado muchas veces.
Bienaventurados
los que cariñosamente me ayudan a cruzar la calle.
Bienaventurados
los que me hacen sentir amado y me tratan con respeto
Bienaventurados
aquellos que comprenden mi cruz y las pocas fuerzas que me quedan para seguir
cargándola.
Bienaventurados
son aquellos que alegran mis últimos días y me acompañan en mis ùltimos pasos en la tierra.
Bienaventurados
los que me demuestran afecto y cariño haciéndome recordar que Dios aun me ama. Cuando entre en la eternidad, los recordarè junto a mi Señor.
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