martes, 21 de junio de 2016

Tu dinero es solo para ti y los tuyos?

Un día invernal en el que hacía mucho frío, una muchacha estaba de pie en una esquina bulliciosa. Pedía comida, dinero o lo que le pudieran dar. Estaba allí, pasando frío y tiritando, pues los intensos vientos penetraban su ropa delgada y andrajosa. A su lado caminaban cientos de personas, pero solo unos pocos se atrevían a mirar hacia ella. Un caballero bien vestido, próspero, miró a la muchacha y negó con la cabeza antes de entrar a su costoso automóvil. Cuando llegó a su cálida, lujosa y enorme mansión, se sentó a la mesa con su familia, y empezaron a disfrutar de una comida digna de un rey.
Después del postre, el caballero recordó a la muchacha hambrienta que había visto ese día. Al pensar en aquel cuerpo delgado, sucio, que temblaba, empezó a preguntarse por qué Dios permitía que existieran esas situaciones. Preguntó: «Dios, ¿por qué dejas que ocurran estas cosas? ¿Por qué no haces algo para ayudar a esa muchacha?» Escuchó a Dios, que respondía así a su pregunta: «Lo hice. Te creé a ti».
Dios nos bendice de modo que podamos bendecir a otros. 

martes, 6 de octubre de 2015

¿Que harías tù con una pistola apuntando a tu cabeza?

Muchas veces escuche el chiste del pastor que pregunta a los asistentes a la iglesia “quien quiere ir al cielo”, y muchos levantan la mano. Un cowboy borracho sube al púlpito y dice déjeme preguntar a mí y enseguida sacando su pistola y apuntando al público preguntó:  ¿y ahora quien quiere ir al cielo? …Nadie levanto la mano.
Es gracioso pero encierra una gran verdad cuantos cristianos estamos preparados para enfrentar algo así, talvez ninguno de nosotros sin embargo esto fue lo que preguntaron a unos estudiantes  en el campus de un centro de estudios superiores de Roseburg  en Oregón.
El autor del tiroteo disparó al profesor. Luego ordenó a los estudiantes que se pusieran en pie y que revelaran si eran cristianos  antes de que también les asesinara uno a uno. Dejó nueve muertos y el terminó abatido por la Policía.

La lista de mártires sigue aumentando y algún día puede que llegue a ti, la pregunta es ¿estás preparado para algo así?

miércoles, 15 de octubre de 2014

EL GPS DE DIOS


Es indudable que los últimos descubrimientos del hombre en tecnología nos ayudan a entender un poquito más a Dios y como maneja las cosas desde su trono. Por ejemplo el celular móvil con que nos comunicamos con alguien del otro lado del mundo gráfica la esencia de la oración. Un computador que almacena todos los datos de una gran empresa hasta los más mínimos detalles nos ayuda a entender como Dios tiene contado hasta el número de nuestros cabellos.
Uno de los milagros en la biblia que más me llaman la atención es aquel en que Jesús manda Pedro a pescar un pez y sacar de dentro de el una moneda para pagar el impuesto, Mateo 17:27. ¿Cómo sabia Jesús que este era justo el pez  que tenía la moneda dentro? Otro milagro parecido es cuando manda  a sus discípulos al pueblo más cercano en busca de un burrito en el que entraría triunfante a Jerusalén. Juan 12:12-15, Me pregunto:¿Usaría Jesús algún tipo de GPS súper sofisticado y preciso para saber en dónde y cuándo ocurriría ese hallazgo?
La verdad es que yo he visto funcionar ese GPS de Dios en muchas ocasiones en mi vida cotidiana, cuantas veces me ha guiado a encontrar algo que había olvidado, o encontrar una persona o un lugar que justo necesitaba, y no solo el lugar sino muchas veces en el momento correcto.
Recientemente me pasó algo que me dejo sorprendido; habíamos orado con mi esposa para encontrar un mecánico especialista para reparar algunos detalles del motor de nuestro motor home, con la cual salíamos en nuestros viajes de evangelización. Sin recibir aun respuesta nos fuimos de viaje confiados en que todo iría bien. Después de unos días de viaje por diferentes pueblos de la costa, sentí el impulso de entrar en una calle sin saber porque, no había ningún letrero que llamara nuestra atención, solo seguimos avanzando hasta el final de la calle, cuando de pronto sale un hombre a nuestro encuentro y nos dice: “Ustedes vinieron aquí por el GPS ¿verdad? El GPS los trajo aquí”. Nosotros sorprendidos le preguntamos porque el GPS. Y nos explicó que ahí tenia su taller un mecánico que se especializaba en motor home. Nos bajamos y conocimos el mecánico que resulto ser un buen amigo, él nos contó que un viajero que recorrió el mundo en su motor home había pasado por ahí, lo había conocido y encantado por el buen trabajo del mecánico le había dedicado una página entera en su Blog donde había puesto el Punto de coordenadas GPS para todos aquellos que viajaran en Motor home pudieran ubicarlo.
Lo sorprendente es que nuestro motor home no tiene GPS. Nosotros lo habíamos  encontrado sin saber... por el GPS de Dios. En el momento preciso, ya que el motor no seguiría más sin los arreglos necesarios.
Al cabo de unos días, ya reparados los detalles, emprendimos otra vez la marcha no sin antes orar con nuestro nuevo amigo y  pedir a Dios su bendición y guía divina. 

Porque tú eres mi roca y mi castillo; Por tu nombre me guiarás y me encaminarás. Salmo 31:3

Escrito por Carlos Campos.

 El sistema global de navegación por satélite (GPS) permite determinar en todo el mundo la posición de un objeto, una persona o un vehículo con una precisión hasta de centímetros (si se utiliza GPS diferencial), aunque lo habitual son unos pocos metros de precisión. El sistema fue desarrollado, instalado y empleado por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos. El sistema GPS está constituido por 24 satélites y utiliza la triangulación para determinar en todo el globo la posición con una precisión de más o menos metros.


miércoles, 1 de mayo de 2013

Dime lo que lees y te dirè quièn eres

(Basado en los escritos de David Brandt Berg)
Un conocido refrán reza: «Dime lo que comes y te diré quién eres». Pues alguien parafraseó ese dicho, trasladándolo al ámbito moral: «Dime lo que lees y te diré quién eres». En el plano mental y espiritual, lo que lees determina quién eres. Y lo mismo vale para las películas, la TV, la música, la Internet, los videojuegos etc. Por los gustos de una persona en materia de entretenimiento, en general ya sé cuál es su estado espiritual.
Dios nos creó a todos con hambre de la verdad, es decir, con un ansia de conceptos e ideas que nutran nuestra alma, nos acerquen a Él, nos ayuden a entenderlo mejor y a descubrir los caminos que Él por amor ha dispuesto para nosotros y nos estimulen a llevar una vida más provechosa. Lamentablemente, hoy en día mucha gente ha cultivado apetitos espirituales desordenados al leer y mirar cosas malsanas. Es similar a lo que sucede cuando alguien le agarra el gusto a la comida chatarra y los dulces, y pierde las ganas de consumir alimentos sanos y nutritivos.
Me recuerda los siguientes versículos de la Biblia: «¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura» (Isaías 55:2). «Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece» (Juan 6:27).
Aunque nos cueste admitirlo, la exposición a actitudes y acciones contrarias a la forma en que Dios quiere que pensemos y actuemos realmente nos afecta. Llenarnos el corazón y la mente de mentiras y medias verdades nos corrompe el espíritu, aunque solo lo hagamos para distendernos o entretenernos. Si se multiplica ese efecto unos cuantos millones de veces, la sociedad en general se ve afectada. ¡El mundo moderno es prueba cabal de ello!

Discernir y discriminar
Todo lo que llega a nuestra mente afecta nuestro espíritu. Las películas, la música, los libros, los periódicos, las revistas, la TV, la radio y la Internet son todos medios de transmitir un mensaje. Y ese mensaje puede estar inspirado por Dios y en consonancia con Su Palabra, o puede no estarlo.
Gran parte de lo que se difunde hoy en día es lo que la Biblia denomina «fábulas artificiosas» (2 Pedro 1:16), artificiosamente inspiradas no por Dios, sino por los poderes del mal, con el objeto de engañar a la gente, descarriarla e insensibilizarla espiritualmente hasta tal punto que ya no sepa distinguir entre el bien y el mal.
Leer libros y ver películas nocivas no hace sabias a las personas. Antes las atonta, las confunde y las aleja cada vez más de la verdad. La sabiduría de este mundo es insensatez absoluta ante Dios (1 Corintios 3:19).
La gente consume comida chatarra porque parece nutritiva y tiene buen gusto; pero en grandes cantidades a la larga nos roba la vida. Por eso es tan peligrosa, precisamente por lo engañosa que es. Lo mismo vale para los libros y las películas chatarra.
El Diablo es mentiroso y padre de mentira (Juan 8:44). Y sus mentiras son muy astutas. En todos los casos, parte de lo que dice es verdad. No conseguiría que la gente se tragara sus mentiras si no las mezclara con un poco de verdad. Les incorpora pequeños conceptos veraces, como hizo con Adán y Eva en el Edén. Cuando los tentó a desobedecer a Dios y a comer del fruto prohibido del árbol de la ciencia del bien y el mal, les aseguró: «Seréis como Dios» (Génesis 3:5). Aquella fue una verdad muy tentadora, ¡y se la tragaron! (Génesis 3:6).

¿Y tú?
No tiene nada de malo leer un libro o ver una película por puro pasatiempo. Pero si no eres un poco exigente en cuanto a la alimentación que le proporcionas a tu espíritu, si no te resguardas de las imágenes e informaciones nocivas, todo ello terminará siendo más fatigoso que beneficioso para tu espíritu. «Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad» (Filipenses 4:8).
Hasta las películas y otras producciones mayormente buenas pueden tener algún efecto negativo si uno no se esfuerza por prestar atención a lo positivo y rechazar lo negativo, ya sea en el momento mismo o bien después de la sesión. La Biblia nos manda: «Apártese del mal, y haga el bien» (1 Pedro 3:11). Este versículo se aplica no solo a lo que hacemos, sino también a las influencias a las que nos sometemos, puesto que en última instancia, éstas acaban por afectar nuestros actos.
También es importante llenarnos de la verdad de la Palabra de Dios para contrarrestar cualquier influencia negativa que puedan tener en nosotros las demás cosas que vemos o leemos. «Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida» (Proverbios 4:23) .
Hay un viejo refrán sobre la oración que dice: «Crees en la oración tanto como oras». Yo diría que lo mismo se aplica a la Palabra de Dios y las influencias del mundo: Crees en la Palabra en la medida en que la lees, y crees en esas otras cosas en la medida en que te empapas de ellas. Espero que ingieras buen alimento espiritual, porque tu salud espiritual y tu felicidad dependen de ello. ¡Dime lo que bebes y te diré quién eres!
Todo lo que llega a nuestra mente afecta nuestro espíritu.

sábado, 29 de diciembre de 2012

Un año màs que màs dà.

Puede que esté muy bien desear lo mejor de ambos mundos, pero la verdad es que de este pobre mundo es poco lo rescatable, a menos que se lo vea a la luz del otro. En el mejor de los casos, la nuestra es una pobre vida pasajera, porque todos nos marchitamos como hojas. A menos que nos hagamos el propósito de vivir con las miras puestas en el mundo venidero, no podremos sacarle mayor provecho a nuestra existencia presente. Sería imposible hacer con los harapos de este mundo presente y temporal una vestimenta digna con la que un hombre pudiera querer vestirse. Por otra parte, no se asusten ante la manera tan poco atractiva en que, en algunos casos, se nos presenta la vida, pues, al fin y al cabo, no es más que neblina… ¿y qué sentido tendría temerle a un vapor?
¿Tan corta es la vida? ¿Es cierto que tan solo aparece por un tiempo y luego se desvanece? Pues, si es así, aprovechémosla al máximo para dar de nosotros al máximo. Y si la vida es, en efecto, corta, es de sabios no quedarnos en reposo como tierra en barbecho, sino por el contrario, sembrar cada parcela que podamos. Será prudente sacarle todo el provecho que podamos.
Imprimámosle toda la vida posible a nuestra existencia y todo el trabajo posible a nuestra vida. Realicemos nuestro trabajo con el mayor ahínco posible, y démosle toda la calidez que podamos a nuestro corazón. ¡Que Dios nos conceda que estemos vivos al vivir! Que no nos conformemos solo con vivir sino con vivir intensamente.
¿Con que la vida es corta? Entonces no perdamos tiempo preocupándonos por sus contratiempos y malestares. Cierto hombre que se encontraba de viaje se detuvo en un hostal. Tras instalarse en la posada, se dio cuenta de que el lugar era bastante humilde, la comida escasa y la cama, dura. «Qué se le va a hacer», dice, «de todos modos parto mañana de madrugada, así que en realidad no importa». Este mundo es un hostal, e indudablemente nos presenta una serie de incomodidades. Recordemos, pues, que no seremos propietarios por muchos años, sino tan solo huéspedes por un día. Disfrutemos todo lo posible del hospedaje que este pobre mundo nos puede ofrecer. Nuestra vida está separada como tienda de pastor, una simple carpa donde los pastores se instalaban por un breve tiempo para velar por sus ovejas. Un pastor que debe cuidar de sus ovejas por una temporada breve no se pone a construir un palacio de granito ni una casa de ladrillo: se contenta con una choza de esteras y no se queja por el espacio reducido ni la poca protección que le brinda.
Haz todo lo que te gustaría haber hecho si fueras a morir mañana. Me gusta lo que le ordenaba el señor Whitefield a su mayordomo: que le tuviera listos los guantes y el sombrero para la mañana, de lo contrario no podía dormir en paz. Como no sabía cuándo lo llamaría Dios, quería tener todo preparado para esa eventualidad. ¿Tiene que desvanecerse esta vida? Entonces, recordemos que es el inicio de otra. ¡La vida que hoy vivimos se fusiona con la que ha de venir!  C. H. Spurgeon

domingo, 18 de noviembre de 2012

En el milagro de Charles Eisenstein

Al encontrarnos en este minuto de la historia ante un nuevo universo cada día más vasto, nos ayuda comprender que estamos tocados por los milagros y que la realidad de lo posible es mucho más grande de lo que creemos y que podemos prescindir de lo que se entiende por normalidad.
¿Qué es un milagro?
No es la intervención de un ser sobrenatural en los asuntos materiales, ni un evento que viola las leyes del universo. Un milagro es algo que es imposible comprender desde nuestra perspectiva actual de la realidad, pero que se vuelve posible desde un nueva mirada.
Un milagro es más que un evento, es una invitación que nos dice: “El universo es mucho más grande de lo que Ud. pensaba”. Nos invita a entrar en un mundo más amplio, abriendo nuevas e insospechadas posibilidades. Un milagro puede derrumbar nuestro mundo en segundos, si es que lo aceptamos. De hecho, generalmente no lo aceptamos, lo relegamos a la categoría de un acontecimiento raro, algo no frecuente en nuestra vida cotidiana y continuamos con nuestra normalidad como si nada hubiese sucedido. Cuando enfrentamos un evento que desafía nuestra comprensión habitual, este es simplemente descartado para preservar nuestra normalidad.
Hoy en día no podemos permitirnos ignorar nuestros milagros. El mundo y sus habitantes están sujetos a problemas para los cuales no hay cura y muy poca esperanza desde lo normalmente posible. Cualquiera que verdaderamente entienda la magnitud de la crisis ecológica global sabe que no hay esperanza, así como no hay esperanza para el paciente con cáncer en etapa terminal, el que sufre esclerosis múltiple o la víctima de cualquiera de las legiones de enfermedades incurables que surgieron en el siglo 20. Tampoco hay ninguna esperanza razonable para la paz y justicia en Palestina, el Tíbet o el sistema penitenciario; tampoco para la resolución de las injusticias arraigadas en nuestro mundo. Largamente ignoradas, las crisis ecológica, energética, económica y social se juntan atacando nuestra complacencia con innegable urgencia para decirnos que no tenemos elección sino lograr lo imposible.
Otra forma de decirlo es que ha llegado el tiempo de entrar en el estado consiente del milagro, así como es tiempo de aceptar la invitación de entrar en un mundo más grande. No es extraño que la gente rechace los milagros y a menudo enérgicamente. Entrar en un nuevo mundo provoca temor.
Pero hoy finalmente no tenemos elección. El viejo mundo se está desmoronando a nuestro alrededor y no hay más dónde ir.
Nos encontramos en el umbral de un mundo nuevo de dimensiones y posibilidades infinitas y enfrentamos la duda de entrar en él, ya que si lo hacemos, nos da miedo que una puerta se cierre tras nosotros. Para esto necesitamos creer en los milagros, y no sólo uno, sino muchos para mostrarnos que el reino de lo posible es verdaderamente más vasto de lo que sabemos y que no estamos locos al dejar la normalidad atrás.
Por esto yo invito a todos a compartir una historia de lo imposible para nuestra inspiración y estímulo. Permitámonos compartir nuestros milagros: esos acontecimientos que violan descaradamente las leyes de la física, las explicaciones de la medicina y los axiomas de la naturaleza humana así como los hemos entendido hasta ahora. Permitámonos sentirnos a gusto entre nosotros en un vasto mundo nuevo donde la sanación es posible.
Al leer estas historias, se puede sentir una mezcla de inspiración junto con hostilidad o miedo. La incredulidad del escéptico o la carga emocional detrás del rechazo del cínico ante los milagros que sólo demuestran el miedo subyacente. Si usted llegara a sentirse hostil, despectivo o ansioso, yo los invito a meditar en esos sentimientos, explorar lo que hay tras ellos y a no descartarlos con cualquier explicación engañosa. Simplemente sienta las emociones que afloran. Si siente un miedo subyacente, respételo como su protector y guardián que le impide dejar su mundo antes de tiempo. Y si por el contrario, el miedo, hostilidad, cinismo o rechazo le parecen argumentos del pasado, y el sentimiento de inspiración es más fuerte, queda demostrado que usted está listo para entrar en la conciencia del milagro – para entrar en una nueva normalidad.
En el paso de un mundo al siguiente, el primer milagro que aceptamos nos da una esperanza – el vislumbrar una nueva posibilidad. El siguiente milagro nos lleva más allá de la esperanza – a la creencia. La creencia invita a que los milagros ocurran, y así se desencadena la fe – el vivir en lo milagroso. Finalmente, cuando lo milagroso es considerado normal, la fe se convierte en conocimiento y nos convertimos en maestros de milagros. Pero siempre, un mundo aún más grande nos espera.
La fe no es un pre-requisito para los milagros – el universo es más generoso que eso. Cuando crecemos contra los límites de nuestro mundo, nuestro crecimiento ejerce una presión imparable que crea, en las palabras de Joseph Chilton Pearce, una “grieta en el huevo cósmico”. La luz que brilla a través de esta grieta toma la forma de milagros, visitaciones de un mundo más luminoso y grande. Ahora es tiempo de empezar a picotear y empujar expandiendo la grieta en procura de esa luz.
La metáfora del huevo significa que esto es un nacimiento colectivo en el cual el despertar de cada uno de nosotros alienta al resto. Se puede decir, que rasgamos los cascarones de nuestros hermanos y hermanas. Algunos emergen antes que el resto, habitando este mundo de los milagros; su continua sensatez y efectividad nos reafirma que estos eventos inexplicables no son vislumbres de locura y que una persona sana e inteligente puede vivir ahí.
Invito a los lectores a compartir sus propios milagros: cualquier cosa que les haya mostrado la presencia de un mundo más amplio donde otras cosas son posibles. No tiene que ser algo necesariamente sobrenatural, aunque puede ser. Puede ser la transformación de una persona o comunidad, violando no las leyes naturales sino las leyes de la naturaleza humana tal como las conocían. Debe ser algo que lo dejó sin aliento, que lo maravilló, lo llenó de gratitud o terror o ambos, o quizás lo asustó y lo hizo arrancar, pero fue una experiencia difícil de aceptar e imposible de ignorar. Sea honesto en su descripción y no se preocupe si alguien cree que está loco, es ingenuo o deshonesto. Algunos indudablemente lo harán.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Antes de partir



Bienaventurados  los que comprenden mis pasos vacilantes y mis manos temblorosas.
Bienaventurados aquellos que se dan cuenta que mis oídos captan las palabras con dificultad, por eso me hablan alto y pausadamente.
Bienaventurados aquellos que perciben que mis ojos están cansados y mis reacciones son lentas
Bienaventurados quienes desvían la vista o disimulan no verlo cuando a veces derramo el café sobre la mesa
Bienaventurados los que sonríen y hablan conmigo
Bienaventurados los que no me dicen que esa historia ya la he contado muchas veces.
Bienaventurados los que cariñosamente me ayudan a cruzar la calle.
Bienaventurados los que me hacen sentir amado y me tratan con respeto
Bienaventurados aquellos que comprenden mi cruz y las pocas fuerzas que me quedan para seguir cargándola.
Bienaventurados son aquellos que alegran mis últimos días y me acompañan en mis ùltimos pasos en la tierra.
Bienaventurados los que me demuestran afecto y cariño haciéndome recordar que Dios aun me ama. Cuando entre en la eternidad, los recordarè junto a mi Señor.